Tragedia natural
Contexto: mientras se quema con incendios en todo el territorio, a causa de la deforestación y el modelo económico extractivista, en Paraguay se visibiliza cada vez más alevosamente el crecimiento del crimen organizado, con complicidad del Estado y a consecuencia de un sistema corrupto hasta la médula. En la costa central de Perú, se derraman en el océano 6.000 barriles de petróleo, unos 1,65 millones de litros crudo que contaminan 24 playas.
En el Golfo de Tailandia, unos 50.000 litros de crudo se derramaron desde una manguera submarina. La Amazonia ecuatoriana, un oleoducto se rompió por segunda vez en los últimos dos años, dejando contaminados unos 21.000 metros cuadrados de territorio en una zona donde cientos de comunidades indígenas habitan, dejándolos sin alimentos ni agua. Todo esto en un lapso de 33 días de lo que va del 2022, y seguro que no me enterado de muchas otras cosas.
No es fácil encontrar palabras para describir lo que siento. Pero puedo describir lo que pienso.
Puedo hablar de la certeza de que, así como es la realidad es como tiene que ser, porque es el fruto de lo que hemos plantado por generaciones y generaciones.
Somos muy efímeros para dimensionar la totalidad de este ciclo pues los procesos de la materia llevan tiempo en desarrollarse. La existencia es un proceso constante y es nuestra sombra la creadora de la realidad actual.
Nuestro siguiente salto evolutivo no es la pérdida de ciertos dientes u órganos “innecesarios”, no es físico sino mental. Es el despertar de la consciencia, porque de ella depende nuestra supervivencia.
Mientras la sombra domine desde el inconsciente, la luz se distorsiona de maneras más grotescas. Cuando alcanzan un equilibrio dinámico, coexisten para crear y sostener la vida.
Lo que pasa en el mundo que hemos creado es una tragedia, desde la perspectiva de los humanos. Pero es natural, desde la perspectiva de la naturaleza.
Así como los líquenes del precámbrico dieron fruto a la vida y la biodiversidad como la conocemos, un cambio en el pensamiento y el sentimiento individual dará pie a la transformación de la comunidad. Cada humano es una célula en un organismo gigantesco que llamamos Tierra, nuestra madre la Pachamama.
Despertar la consciencia es preguntarse “¿es esto lo que quiero ser?” y, si la respuesta es un no rotundo, aceptar la responsabilidad de crear coherencia y armonía desde adentro hacia afuera. Comienza con un pensamiento y continúa con la manifestación de una nueva tierra. Y ese proceso nunca termina porque no existe meta: la vida es siempre movimiento.
La naturaleza es el principio generador del desarrollo armónico y la plenitud de cada ser, en cuando tal ser sigue su propia e independiente evolución.
Si los volcanes hubieran decidido que su meta era crear los árboles, los mamíferos nunca habríamos sido parte de la ecuación.
Pero el volcán no decide.
El volcán es.
Porque la naturaleza es.
Humanidad, creadores y destructores de sistemas, yo pregunto: ¿Podemos Ser?
O, más bien: ¿QUEREMOS Ser?
(Porque de poder, podemos. Pero debemos ELEGIR).
Yo elegí la esperanza.